DECLARACIÓN DE CUENCA
Llamado mundial a la acción frente a la resistencia bacteriana a los antibióticos
Ecuador, Perú, Colombia, Bolivia, Chile, Brasil, Australia, Paraguay,
Argentina, ElSalvador, Venezuela, Guatemala, Nicaragua, México
Filipinas, Suecia, Canadá, España, EstadosUnidos, India, Suiza, Indonesia
Cuenca, junio de 2008
Ecuador, Perú, Colombia, Bolivia, Chile, Brasil, Australia, Paraguay,
Argentina, ElSalvador, Venezuela, Guatemala, Nicaragua, México
Filipinas, Suecia, Canadá, España, EstadosUnidos, India, Suiza, Indonesia
Cuenca, junio de 2008
El 9 y 10 de junio de 2008, con la participación de delegaciones de 22 países, representantes de ReAct Latinoamérica, ReAct Global, la Organización Panamericana de la Salud, la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Cuenca, universidades internacionales, Ministerios de Salud Pública, organizaciones de la sociedad civil, agencias de cooperación, sociedades científicas, redes regionales y globales que luchan por el derecho a la salud, se llevó a cabo el Taller Internacional Conteniendo la Resistencia Bacteriana: Reflexionar, Compartir y Armonizar para una Acción Coordinada. Sus objetivos fueron:
1. Analizar el problema de la resistencia bacteriana (RB) a los antibióticos en América Latina, desde una visión holística y ecosistémica, en el contexto del derecho a la salud y las condiciones político-económicas de nuestros pueblos.
2. Establecer lineamientos de acción y definir estrategias de integración entre entidades científicas, académicas, instituciones estatales, organizaciones sociales y comunitarias, para la contención de la resistencia a los antibióticos.
2. Establecer lineamientos de acción y definir estrategias de integración entre entidades científicas, académicas, instituciones estatales, organizaciones sociales y comunitarias, para la contención de la resistencia a los antibióticos.
La resistencia bacteriana amenaza nuestro futuro
Quienes participamos en el Taller pensamos que la resistencia de las bacterias a los antibióticos es una amenaza a la salud pública gravemente subestimada, producida por el uso de un bien valioso en forma poco responsable, contradictoriamente con las recomendaciones de los pioneros que descubrieron el valor de esos medicamentos.
El uso no apropiado de antibióticos en el mundo se deriva de un proceso de medicalización tanto de la salud humana, como de la ganadería, la crianza de aves para el consumo, la acuicultura y las actividades agrícolas. La publicidad no regulada de antibióticos por parte de la industria farmacéutica, más el incumplimiento de las políticas públicas sobre uso racional de medicamentos, estimula la prescripción, el autoconsumo y se profundiza el problema.
El contexto donde este fenómeno ha sido posible, son las condiciones de vida de muchos pueblos latinoamericanos, que sin acceso al agua segura, al saneamiento ambiental y a una buena alimentación, son vulnerables a las enfermedades infecciosas.
En la actualidad, los remanentes de antibióticos, presentes en la tierra y en aguas de ríos y mares, están generando resistencia en esos ambientes microbiológicos. Ya se registran infecciones bacterianas intratables, mas con el proceso de globalización, en pocos años podríamos estar ante un problema de proporciones inconmensurables.
La respuesta global ha sido débil y no ha prestado suficiente atención a la necesidad de prevenir las infecciones bacterianas, de detener el abuso de antibióticos, de desarrollar opciones terapéuticas desde la perspectiva de la salud pública, ni al imperativo de promover ambientes sanos.
En suma, el problema de la RB representa una amenaza creciente para la humanidad y a las generaciones presentes nos corresponde la obligación ética de revertir el proceso.
Desde la visión de los pueblos originarios, el problema no son las bacterias, sino la depredación incesante de la madre tierra, provocada por las sociedades consumistas que han invadido y alterado los espacios sagrados de las diferentes formas de vida, entre ellas, las bacterias.
Las acciones no pueden limitarse a intervenciones fragmentarias, se precisa desde el compromiso de los Estados y la clase política hasta cambios en los comportamientos sociales e individuales. En conclusión, una acción coordinada en todas las áreas y frentes, que se encause al restablecimiento de la salud los ecosistemas.
Llamado a la acción
En base a las consideraciones mencionadas, llamamos a los gobiernos de todos los países, a los organismos y a las agencias internacionales, a las trabajadoras y los trabajadores de la salud, a las universidades y centros educativos, a las multinacionales de la alimentación, la agricultura y los medicamentos, y a la sociedad civil organizada, a dar respuestas integrales al objetivo de restablecer la salud de los ecosistemas y a realizar actividades orientadas a prevenir la transmisión de infecciones, asegurar el uso apropiado de antibióticos y facilitar el desarrollo de tratamientos para enfermedades infecciosas emergentes y reemergentes. Específicamente, es necesario:
El uso no apropiado de antibióticos en el mundo se deriva de un proceso de medicalización tanto de la salud humana, como de la ganadería, la crianza de aves para el consumo, la acuicultura y las actividades agrícolas. La publicidad no regulada de antibióticos por parte de la industria farmacéutica, más el incumplimiento de las políticas públicas sobre uso racional de medicamentos, estimula la prescripción, el autoconsumo y se profundiza el problema.
El contexto donde este fenómeno ha sido posible, son las condiciones de vida de muchos pueblos latinoamericanos, que sin acceso al agua segura, al saneamiento ambiental y a una buena alimentación, son vulnerables a las enfermedades infecciosas.
En la actualidad, los remanentes de antibióticos, presentes en la tierra y en aguas de ríos y mares, están generando resistencia en esos ambientes microbiológicos. Ya se registran infecciones bacterianas intratables, mas con el proceso de globalización, en pocos años podríamos estar ante un problema de proporciones inconmensurables.
La respuesta global ha sido débil y no ha prestado suficiente atención a la necesidad de prevenir las infecciones bacterianas, de detener el abuso de antibióticos, de desarrollar opciones terapéuticas desde la perspectiva de la salud pública, ni al imperativo de promover ambientes sanos.
En suma, el problema de la RB representa una amenaza creciente para la humanidad y a las generaciones presentes nos corresponde la obligación ética de revertir el proceso.
Desde la visión de los pueblos originarios, el problema no son las bacterias, sino la depredación incesante de la madre tierra, provocada por las sociedades consumistas que han invadido y alterado los espacios sagrados de las diferentes formas de vida, entre ellas, las bacterias.
Las acciones no pueden limitarse a intervenciones fragmentarias, se precisa desde el compromiso de los Estados y la clase política hasta cambios en los comportamientos sociales e individuales. En conclusión, una acción coordinada en todas las áreas y frentes, que se encause al restablecimiento de la salud los ecosistemas.
Llamado a la acción
En base a las consideraciones mencionadas, llamamos a los gobiernos de todos los países, a los organismos y a las agencias internacionales, a las trabajadoras y los trabajadores de la salud, a las universidades y centros educativos, a las multinacionales de la alimentación, la agricultura y los medicamentos, y a la sociedad civil organizada, a dar respuestas integrales al objetivo de restablecer la salud de los ecosistemas y a realizar actividades orientadas a prevenir la transmisión de infecciones, asegurar el uso apropiado de antibióticos y facilitar el desarrollo de tratamientos para enfermedades infecciosas emergentes y reemergentes. Específicamente, es necesario:
1. Evaluar el impacto en la salud pública y el medio ambiente del uso inapropiado de antibióticos en todos los sectores, ya sea en medicina humana o agropecuaria (ganadería, agricultura, acuicultura, avicultura y otros).
2. Informar con claridad y perspectiva de género a los diversos grupos sociales (campesinos, indígenas, educadores, artistas, comunicadores, trabajadores, etc.), sobre la magnitud de la resistencia a los antibióticos en los niveles local, regional e internacional, así como la contribución de los diferentes actores (comunidad, profesionales de la salud, productores de alimentos y otros) en la generación del problema.
3. Educar y actualizar en el uso y manejo de antibióticos, incluyendo distribución, almacenaje y desecho, a trabajadores de la salud, farmacéuticos y comunidades, a través de medios de comunicación, formación de pregrado y postgrado y actividades de educación continua, con códigos adecuados a las diferencias de territorio, género y etnia.
4. Asegurar el acceso oportuno a los servicios de salud y a los antibióticos prescritos por personal calificado en uso racional de antibióticos, como elementos sustanciales del derecho a la salud, para el control efectivo de las enfermedades infecciosas en humanos y animales.
5. Optimizar el control de infecciones extra e intrahospitalarias, orientándolo con principios diseñados con ese fin, para disminuir la diseminación de bacterias resistentes, especialmente en centros de atención de salud.
6. Regular la promoción, la venta y el uso de antibióticos, así como implementar instrumentos de vigilancia y control de las actividades de la industria farmacéutica. La información sobre el uso apropiado de antibióticos debe ser provista por los Estados, no por la industria farmacéutica, en razón de su conflicto de intereses.
7. Fortalecer a los organismos internacionales responsables de la salud pública, tales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Organismo Andino de Salud (ORAS), para asegurar la regulación del uso y la publicidad de antibióticos.
8. Renovar los compromisos éticos sobre uso racional de antimicrobianos, entre Estados, productores, distribuidores y comercializadores de medicamentos, en base a los códigos de ética de la OMS.
9. Proteger y promocionar la salud, para evitar la aparición de infecciones que requieran el uso de antibióticos.
10. Promover un abordaje de la RB multisectorial, interdisciplinario, equitativo, ampliamente participativo y transcultural, considerando la sabiduría ancestral de los pueblos originarios de América Latina.
11. Formular un acercamiento holístico a la RB y nuevas perspectivas para enfrentar el problema, en la búsqueda de la equidad, la armonía y el respeto entre los seres humanos, otras formas de vida y el ecosistema, evitando el consumismo que deteriora el ambiente interno de la persona, el ambiente de los microorganismos y el cosmos.
2. Informar con claridad y perspectiva de género a los diversos grupos sociales (campesinos, indígenas, educadores, artistas, comunicadores, trabajadores, etc.), sobre la magnitud de la resistencia a los antibióticos en los niveles local, regional e internacional, así como la contribución de los diferentes actores (comunidad, profesionales de la salud, productores de alimentos y otros) en la generación del problema.
3. Educar y actualizar en el uso y manejo de antibióticos, incluyendo distribución, almacenaje y desecho, a trabajadores de la salud, farmacéuticos y comunidades, a través de medios de comunicación, formación de pregrado y postgrado y actividades de educación continua, con códigos adecuados a las diferencias de territorio, género y etnia.
4. Asegurar el acceso oportuno a los servicios de salud y a los antibióticos prescritos por personal calificado en uso racional de antibióticos, como elementos sustanciales del derecho a la salud, para el control efectivo de las enfermedades infecciosas en humanos y animales.
5. Optimizar el control de infecciones extra e intrahospitalarias, orientándolo con principios diseñados con ese fin, para disminuir la diseminación de bacterias resistentes, especialmente en centros de atención de salud.
6. Regular la promoción, la venta y el uso de antibióticos, así como implementar instrumentos de vigilancia y control de las actividades de la industria farmacéutica. La información sobre el uso apropiado de antibióticos debe ser provista por los Estados, no por la industria farmacéutica, en razón de su conflicto de intereses.
7. Fortalecer a los organismos internacionales responsables de la salud pública, tales como la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y el Organismo Andino de Salud (ORAS), para asegurar la regulación del uso y la publicidad de antibióticos.
8. Renovar los compromisos éticos sobre uso racional de antimicrobianos, entre Estados, productores, distribuidores y comercializadores de medicamentos, en base a los códigos de ética de la OMS.
9. Proteger y promocionar la salud, para evitar la aparición de infecciones que requieran el uso de antibióticos.
10. Promover un abordaje de la RB multisectorial, interdisciplinario, equitativo, ampliamente participativo y transcultural, considerando la sabiduría ancestral de los pueblos originarios de América Latina.
11. Formular un acercamiento holístico a la RB y nuevas perspectivas para enfrentar el problema, en la búsqueda de la equidad, la armonía y el respeto entre los seres humanos, otras formas de vida y el ecosistema, evitando el consumismo que deteriora el ambiente interno de la persona, el ambiente de los microorganismos y el cosmos.
No es difícil producir microbios resistentes a la penicilina…Podría venir un tiempo en que la penicilina pueda ser comprada por cualquier persona en una tienda. Entonces, existirá el peligro de que la gente se autoadministre dosis bajas y exponga a los microbios a cantidades no letales de este fármaco, que los vuelvan resistentes.
Alexander Fleming, en la recepción del Premio Nobel de Medicina, 1945
ReAct Latinoamérica
http://www.reactgroup.org/
Alexander Fleming, en la recepción del Premio Nobel de Medicina, 1945
ReAct Latinoamérica
http://www.reactgroup.org/